El grupo extremista islámico ha capturado más ciudades a lo largo de la frontera noreste de Nigeria con Camerún y ha adoptado la estrategia
de alentar a los civiles a permanecer en el lugar, dijeron testigos el domingo, mientras los milicianos persiguen su nuevo objetivo de forjar un “califato islámico” bajo su bandera blanca y negra.
Soldados del ejército de Nigeria huyeron cuando cientos de insurgentes en vehículos blindados, camiones y motocicletas militares robados atacaron Michika el domingo, dijo Marry Dauda, una residente que huía.
Añadió que un avión de combate de la fuerza aérea llegó, pero no hizo nada excepto labores de vigilancia. “El avión continuó sobrevolando la ciudad sin atacar a los terroristas”, dijo a la agencia AP.
El sábado, los insurgentes tomaron Gulak, una sede administrativa del estado de Adamawa, relató el residente Michael Kirshinga, quien también huyó. Los pueblos cercanos de Duhu, Shuwa, Kirshinga y otros también cayeron en asaltos entre la noche del viernes y el sábado, dijeron testigos.
Más al norte, los soldados combatieron a los rebeldes que avanzaban el sábado en Maiduguri, la capital del estado de Borno, sede de la campaña militar contra la insurgencia y el lugar de nacimiento de Boko Haram. El ejército atacó el campamento de los rebeldes en un pueblo fuera de Kondudga, a sólo 40 kilómetros (25 millas) de Maiduguri.
Disparos atronadores se podían escuchar en Maiduguri el sábado, infundiendo temor en los residentes de por sí en pánico. Cientos huyeron de la ciudad incluso antes de escuchar los sonidos de los combates.
Los soldados mataron a decenas de extremistas fuera de Konduga, dijo un miembro del grupo de vigilantes civiles que combate junto a los militares. Los soldados fueron enviados para retomar la ciudad de Bama, que cayó a manos de Boko Haram hace una semana, pero se detuvieron en Konduga y se negaron a seguir avanzando, dijo un comandante de los vigilantes. Ambos hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a discutir la situación con la prensa.
Bama está llena de cuerpos, dijeron a la agencia AP los residentes que huyeron de la población. Los extremistas estaban matando a los hombres, pero perdonaban la vida a mujeres y niños, añadieron.
En Gulak, sin embargo, los insurgentes estaban tratando de persuadir a la gente de quedarse, dijo el residente Michael Kirshinga. “Nos aseguraron que no nos van a atacar, pero las personas comenzaron a correr por sus vidas, algunos de nosotros hemos huido por temor a que, después de someter a los soldados, los insurgentes volverán sus armas contra nosotros”, dijo Kirshinga.
Cerca de 26.000 personas huyeron de Bama, informó la Agencia de Manejo de Emergencias de Nigeria. Aquellos que huyen se unieron a los 1,5 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares desde que Nigeria declaró el estado de emergencia en mayo de 2013, según cifras de la ONU. Ellos necesitan refugio y comida, y los funcionarios advierten que se avecina una crisis alimentaria ya que la mayoría de los refugiados son agricultores.



Fuente: infobae.com

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