Las imágenes de resonancia magnética (MRI) de las fases del sexo han servido para entender mejor al miembro viril. Así, sabemos que una tercera parte adicional e invisible del pene yace escondida debajo de la piel; por lo tanto, una erección de 15 centímetros tendría, en realidad, 25.
O que el miembro viril no se inserta dentro del cérvix durante el sexo. Asimismo, nos ha permitido determinar qué regiones del cerebro se activan durante el acto y cómo lo hacen.
Por su parte, el médico Geng-Long Hsu estudia con mimo la anatomía peniana de todos los cadáveres que van a parar al Hospital Adventista de Taiwán. En su Centro de Investigaciones para la Reconstrucción Microquirúrgica de la Potencia, en Taipéi, ha intervenido y reparado falos que han sufrido toda clase de accidentes, incluso el de un practicante de jiu yang shen gong, un arte marcial que consiste en levantar pesas con el miembro. Su tratamiento quirúrgico de la impotencia -que ha sido descartado por el resto de la comunidad urológica- consiste en anudar parte de los vasos sanguíneos del pene. En opinión de Hsu, cuando el hombre es impotente, casi siempre se debe a que el tejido eréctil no se expande con suficiente vigor para comprimir las arterias encargadas de mantener la erección. "El resultado es como una rueda pinchada que, en lugar de perder aire, pierde sangre", apunta. Según su teoría, cortar y anudar la vena dorsal ayudaría a cerrar dicha fuga.

Más información sobre el tema en el artículo La ciencia entra en la alcoba, en el número 380 de Muy Interesante, escrito por Ángela Posada-Swafford.

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