"Ya están jugando al fútbol, creo que los chicos son los que más rápido se integran", dijo Mujica a la prensa al salir de la Casa San José de los Hermanos Maristas, ubicada en la periferia de Montevideo y en donde residirán los refugiados hasta que se aclimaten al país y puedan instalarse en las que serán sus viviendas definitivas.
El mandatario destacó en declaraciones a la prensa uruguaya, que siguió con mucha intensidad la llegada de los refugiados, que "no tiene proporción el agradecimiento que tienen (...). Ellos sienten que han salido de un infierno".
"No podemos parar una guerra, pero sí mitigar sus efectos", añadió.
El canciller Luis Almagro, que también pasó la mañana junto a los refugiados, dijo que el día le deja una "satisfacción plena" y la sensación de que hay que hacer "cada vez más por más gente".
"El Uruguay tiene nuevamente espíritu abierto, el uruguayo ha recobrado muchos derechos y muchos beneficios sociales y tiene una mejor estabilidad económica, por lo que está en condiciones de abrir sus manos para la llegada de esta gente. Toda esta satisfacción la recibimos en cada abrazo y beso que dimos y recibimos de cada uno de estos refugiados", dijo Almagro.
Este primer contingente de refugiados que llegaron a Uruguay está compuesto por cinco familias, que será completado el próximo febrero por otras siete familias hasta llegar a los 120 refugiados que el país se comprometió a acoger.
Uruguay es el primer país latinoamericano que acoge a sirios que huyeron de la cruenta guerra en su país y que organizó de forma integral su traslado, adaptación e integración al país desde los desbordados campos de refugiados de Líbano y Jordania.
Brasil ya recibió centenares de refugiados sirios desde el inicio de la guerra civil en aquel país, si bien llegaron y se instalaron allí por sus propios medios.
Los refugiados partieron ayer de Beirut y realizaron escalas en el aeropuerto alemán de Fráncfort y en Buenos Aires.
Las fuentes de Presidencia consultadas por Efe recordaron ayer que desde su llegada contarán con la libertad de movimiento que se garantiza a cualquier persona en situación de asilo.
Durante las primeras semanas, contarán con la ayuda de un equipo conformado por un psicólogo y un trabajador social para tratar de facilitar su integración en la sociedad.
El compromiso adquirido por Uruguay con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) es el de garantizarles condiciones básicas de salud, educación, vivienda y trabajo.
Diariolibre.com
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