Según un ranking de 89 países de The Economist, en el 2013, la República Dominicana fue el país número 16 más miserable del mundo.
Como para no sentirnos tan mal, Venezuela, según el mismo análisis, de hecho tiene un índice de miseria tres veces más alto que el dominicano.
Otras economías más desarrolladas, como España y hasta el mismo Brasil, que es un modelo para muchos, también enfrentaron mayores situaciones de miseria económica.
La revista británica, de hecho, se basó en un trabajo del economista Steven Hanke, de la Universidad de Johns Hopkins, que a su vez construyó su trabajo sobre el de Robert Barro, de la Universidad de Harvard años atrás.
La pregunta, claro, es: ¿Cómo se mide la miseria económica?
El índice de miseria de Hanke/The Economist es el resultado de la suma las tasas de interés, de inflación y desempleo en la economía, menos el crecimiento del producto interno bruto en el mismo período de tiempo.
Lamentablemente, de las cuatro variables medidas, tres son estimaciones y construcciones estadísticas relativamente complejas, como el desempleo, la inflación y el PIB.
En la República Dominicana, estas variables siempre (sí, siempre) han sido cuestionadas y criticadas, porque se entienden que no reflejan la realidad que el común de los mortales enfrenta "en la calle".
La discusión actual sobre el desempleo abierto versus el ampliado es un buen ejemplo de lo difícil que es llegar a un consenso en torno a la realidad de los niveles de ocupación en el país.
De igual forma, coméntele a Juan Palotes que la inflación a mayo fue de sólo 3.7%, o que la economía creció 5.5% en el primer trimestre, y prepárese a ser cuestionado o ridiculizado.
Lo cierto es que, para la gran mayoría dominicana, "la calle siempre está dura", "la cosa no está fácil", "no hay circulante", "no aparece ni un peso", y el que hay no rinde "como antes".
Es tan así, que desde el 2005 hasta la fecha, según 23 entregas diferentes de la prestigiosa encuesta Gallup-Hoy, durante ese período de tiempo, un promedio de 70.5% de los encuestados afirma que la condición actual de la economía dominicana está "muy mala" o "mala".
Solamente en un trimestre, el primero de 2006, encontró Gallup que la mayoría absoluta de los dominicanos entendía que la situación estaba "regular", "bien" o "muy bien".
En todos los demás, la percepción es sumamente pesimista, como durante el segundo trimestre de 2011, cuando el 85% de la población afirmaba que la economía estaba en mal camino.
Dado este pesimismo económico tan empecinado, ¿Podemos concluir que durante todo este tiempo la economía no ha avanzado, ni mejorado? ¿Que estamos igual de mal ahora que antes?
El índice de miseria Argentarium
Proponemos un índice mucho más sencillo y directo que el de Barro o Hanke. Aunque no pretende tener un fundamento "científico", tiene el atractivo de basarse en variables directas, públicas, observables y entendida por todos.
Nuestro índice suma el nivel de devaluación interanual de la moneda y la tasa de interés activa promedia de la banca, y le resta el ritmo de crecimiento del crédito al sector privado en moneda local.
Una coyuntura de fuertes presiones devaluatorias y un alto costo del dinero, donde los hogares y las empresas evitan el crédito es mala, comparada con una donde el costo del dinero es bajo, el dólar está estable, y el sector privado expande sus operaciones con recursos bancarios.
¿El resultado? Según el índice Argentarium, el mejor momento económico del país fue en el cuarto trimestre del 2007, cuando no hubo devaluación, las tasas promediaban 15%, y el crédito crecía galopantemente a un ritmo de 29%, para una miseria neta de negativo 13.7%.
¿El peor? Fue durante el primer trimestre de 2009, cuando el índice de miseria se disparó a 24.9%, dada tasas de 23%, devaluación de 5% y un patético crecimiento del crédito de a penas 3%.
En la actualidad, con una medición de 4.9%, estamos lejos del "boom" económico dominicano, pero superando la tendencia de los últimos años, y definitivamente mejor que el 13.6% de miseria medida en el primer trimestre de 2013.
Lo más interesante es observar que, por lo menos para el período 2013-2014, el resultado del índice Argentarium se corresponde a las mejoras en percepción de la situación económica registrada por los encuestados de la Gallup-Hoy.
Estos hallazgos son preliminares, y se dirá que superficiales. Esto podemos afirmar: la economía sube y baja, subirá y bajará, pero "la calle siempre está dura". Y lo estará, no importa el momento.
info@Argentarium.com / @Argentarium
Desde el 2005 hasta la fecha, según 23 entregas diferentes de la prestigiosa encuesta Gallup-Hoy, durante ese período de tiempo, un promedio de 70.5% de los encuestados afirma que la economía dominicana está "muy mala" o "mala"."Cualquier cambio que haya habido en la pobreza en los últimos meses probablemente fue muy limitado, ya sea subiendo o bajando. La pobreza es un fenómeno que se va moviendo de forma gradual y a largo plazo. Lo importante es generar una tendencia, y muy rara vez se mueve tan violentamente." Pavel Isa Contreras, comentando la salida de la pobreza de 528,061 dominicanos en los últimos 18 meses.
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