A casi 60 años de su “descubrimiento”, el Punto G sigue siendo objeto de debates sobre si existe o no. Lo cierto es que existe y la medicina encontró la forma de potenciar su función, a través de la aplicación de ácido hialurónico.

El Punto G o Punto Gräfenberg es un sitio anatómico en la pared anterior de la vagina (aproximadamente a unos 3-5 centímetro desde la uretra femenina), bautizado así en honor al doctor Ernst Gräfenberg, médico alemán que lo reportó por primera vez en la década del 50 en un artículo en la Revista Internacional de Sexología.
El doctor Gräfenberg describió al Punto G como una zona altamente erógena dentro del tercio inferior de la vagina a lo largo de la uretra (cara anterior de la vagina), justo donde se origina el cuello de la vejiga. Al tacto, esta zona del tamaño aproximado de una moneda de 25 centavos, se palpa algo más rugosa. Al ser estimulada directamente se ingurgita, es decir, aumenta de tamaño. De esta manera, este tejido "eréctil" se vuelve localizable al tacto, en similitud a los cuerpos cavernosos del pene en el hombre.
La zona rugosa descripta por el doctor Grafenberg no se palpa tan fácilmente en todas las mujeres, pero la mayoría sí presentan una mayor sensibilidad en la pared anterior de la vagina.
El Punto G va cambiando con los años y muchas mujeres van notando una pérdida de sensibilidad. Durante la peri-menopausia se produce una atrofia de la mucosa vaginal, y se pierde la rugosidad característica de la zona, lo que vuelve más difícil individualizar el área. En estos casos, existen tratamientos que ayudan a contrarrestar esta pérdida de la sensibilidad.
El Punto G se puede ampliar
Uno de los procedimientos más novedosos es la ampliación del Punto G, que se realiza con ácido hialurónico. Este método permite llegar a la zona más fácilmente: se la puede estimular mejor y, por lo tanto, tener más placer durante las relaciones sexuales.
Es un procedimiento muy simple que se realiza en consultorio, en forma ambulatoria. Es totalmente indoloro y dura alrededor de 30 minutos. Aumenta la superficie y volumen de la zona individualizada, de manera que se vuelve más accesible y fácil de localizar para la paciente, así como para su pareja sexual. Luego del proceso, las pacientes deben tener una abstinencia sexual de 2 ó 3 días. Después de este lapso, pueden comenzar a tener relaciones sexuales normalmente o a utilizar tampones sin ningún inconveniente.
No tiene contraindicaciones ya que se realiza con ácido hialurónico, que es un material de relleno cutáneo que tiene un sitio de privilegio dentro de la dermatologia y de la medicina estética. Con una duración aproximada de 8 a 10 meses en mucosa vaginal, es un producto aprobado por la FDA y la ANMAT, y es el mismo que se utiliza actualmente para rellenar surcos en la cara o dar volumen a los labios, por lo que se reabsorbe sin ningún tipo de complicación.
No existe una edad recomendada para poder hacérselo, cualquier mujer que tenga una vida sexual activa puede realizarlo. Se ha visto pacientes con antecedentes de partos vaginales que notaron un aumento del diámetro vaginal, y al hacerse la ampliación de Punto G tienen excelente resultados, ya que no sólo aumenta el área de Punto G, sino que también disminuye el diámetro vaginal y otorga mayor roce durante la relación sexual.
Es muy común que las mujeres consulten sobre el Punto G, sobre todo en Estados Unidos. En Argentina poco a poco deja de ser un tema tabú y son muchas las mujeres que consultan y se realizan este procedimiento. Se han atendido pacientes de todas las edades, incluso la ampliación del Punto G se otorga como regalo de bodas que hacen las amigas íntimas a la novia, antes de su casamiento, como un símbolo de buen augurio en la nueva vida sexual que comienzan.
Entremujeres

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