
Decidido a recuperar el dispositivo, su marido bajó a la fosa, accesible a través de una trampilla de alrededor de un metro cuadrado, según las fotos difundidas por los medios.
Pero el hombre perdió rápidamente el conocimiento, asfixiado por los gases tóxicos, y su madre, que acudió en su ayuda, también se desmayó, prosiguió la fuente.
La joven propietaria del teléfono y su suegro entraron a continuación, seguidos de dos vecinos deseosos de ayudar, pero en pocos minutos todos empezaron a sentirse mal.
Otros vecinos empezaron entonces a sacarlos de la fosa con ayuda de cuerdas. Las dos primeras víctimas fallecieron, la propietaria no ha recuperado el conocimiento, y su suegro y los dos vecinos tuvieron que ser atendidos, según el artículo de Dahe.
Fuente: hoy.com.do
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