Los besos, una forma tan habitual de expresar amor y cariño en gran parte del mundo, resultan desconocidos en algunos países. Los habitantes de la región de Chittagong, en Bangladés, no dice "bésame", sino que usan la expresión "huéleme".
Según las notas de viaje del capitán Cook, para saludarse los aborígenes de Nueva Zelanda se frotaban las narices a la vez que emitían gruñidos e inhalaban con fuerza el aire. Todo esto con las cabezas escondidas bajo la capa que llevaban.
Los habitantes de la isla de Fuga, en el norte de Filipinas, siempre se ponen cerca de la nariz y encima de la cabeza un objeto fragante.
En la isla de Socotora, situada en el océano Índico cerca de Somalia pero perteneciente al Yemen, la gente se besa en los hombros para saludarse.
En las islas de Tonga cuando dos amigos se encuentran se cogen de la mano el uno al otro y se las frotan con fuerza contra la nariz y la boca.
En Birmania 'saludar' se dice 'nomtschi', que significa 'inhalar el olor'.
Los chinos se frotan las narices, o rozan con ella las mejillas de la persona a la que quieren demostrar afecto.
En el Japón moderno se considera de muy mala educación besarse en público. Para besarse, los miembros de una pareja japonesa se mantienen a un paso el uno del otro, se inclinan hacia delante y se rozan ligeramente los labios.
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